Los humanos somos seres sociales por naturaleza, porque sabemos que podemos conseguir mucho más cuando colaboramos juntos que cuando estamos solos. Pero, aunque sea un rasgo genético, todos debemos aprender a socializar desde pequeños. Aquí, el entorno escolar juega un papel fundamental, ya es donde niños y niñas crean sus primeros vínculos con otros humanos fuera del núcleo familiar. Por eso, las actividades participativas o dinámicas de grupo son la mejor opción para fomentar las relaciones interpersonales.

Las propuestas pueden ser muy variadas, desde actividades artísticas como el teatro, hasta deportes y otros juegos de competición. También pueden hacerse dinámicas que supongan retos intelectuales y ayuden a desarrollar la comunicación, como debates. Te contamos algunas de las ventajas de realizar actividades participativas en la escuela:

Mejora de las habilidades sociales

Por un lado, las actividades participativas son una oportunidad estupenda para que los pequeños interactúen entre ellos en un contexto más relajado y lúdico. Los talleres, los juegos o los deportes fomentan habilidades sociales como la comunicación, la cooperación y el trabajo en equipo. Además, pueden comenzar a desarrollar nuevas capacidades como el liderazgo o la solidaridad, y aprender a resolver conflictos de forma eficaz, algo que les será muy útil en su vida adulta.

Desarrollo de intereses y aficiones

Este tipo de actividades de ocio permiten a los niños explorar diferentes intereses y descubrir sus pasiones. También les ayuda a conocer sus límites, y retarse a ellos mismos para ser mejores. En este sentido, los desafíos físicos y mentales resultan siempre estimulantes. Y es que despiertan la curiosidad y la creatividad en sus cabecitas, y les ayuda a adquirir un mayor autoconocimiento para ir forjando su propia identidad.

Alivio del estrés

Los juegos en grupo y la interacción con iguales hacen que los niños sean más felices. Se trata de un espacio seguro donde pueden aliviar el estrés y manejar sus emociones de manera saludable. Por eso, compartir actividades gratificantes y divertidas con personas afines ayuda a canalizar emociones como la ansiedad, la frustración, el enfado o el miedo. De hecho, el arte y el deporte son las mejores herramientas para la regulación emocional.

Mejora la autoestima

Asimismo, participar en actividades grupales también es una forma excelente de fomentar la confianza, apuntalar una buena autoestima y desarrollar el carácter en los más pequeños. Los juegos que les proponen desafíos, por ejemplo, les obligan a establecer metas y trabajar para alcanzarlas. De esta forma, entre juegos, pueden fortalecer la confianza en sus propias habilidades, ya sean físicas o intelectuales. Además, también son una gran oportunidad para asumir roles de liderazgo, volverse más independientes y desarrollar un sentido de responsabilidad hacia sí mismos y hacia los demás.

En Activijoc contamos con una amplia propuesta de actividades participativas para todos los gustos, perfiles y eventos. Por ejemplo, tenemos juegos pensados para estimular habilidades físicas como la puntería, el equilibrio, la fuerza, la velocidad o la coordinación. En esta categoría entra el circuito de BTT, el tiro con arco, el rocódromo monolito o las mesas de ping-pong, entre otros. Los que buscan retos más tranquilos, pueden participar en nuestros Juegos Gigantes, que son juegos de toda la vida (dominó, jinga, damas, ahorcado, tres en raya, quién es quién…) pero a tamaño XL. Y para los que muestren inquietudes artísticas, tenemos un montón de talleres donde realizamos una enorme variedad de manualidades.

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